El color
malva es dulce, romántico y elegante pero además tiene
ese toque rústico tan especial. Combina muy bien con los tonos
tierra y piedra, pero también con el verde. Quizá por ello nos
encanta como color protagonista de una boda
en el campo, al aire libre.
Una boda vintage
con aroma a lavanda. Así habían imaginado Silvia
y Natxo su boda y así fue. Una boda muy trabajada en
todos sus detalles.
Desde el momento en que
llegaron a la masía todos los invitados se sintieron como en casa y
protagonistas de lo que allí iban a vivir durante el fin de semana.
Detalles vintage, como la vieja maleta donde encontrarían las
llaves de sus habitaciones a la entrada de la masía, les iban a
sorprender y a acompañar durante toda su estancia.
Para la ceremonia Silvia
y Natxo eligieron el espectacular escenario de la antigua
era de la masía, donde se encuentra nuestra piscina infinity.
Decorada con detalles rústicos y vintage, (encajes, arpillera, cajas
de madera y recipientes de zinc...) la lavanda fue la absoluta
protagonista de esta boda. Con lavanda se elaboró el
estilizado ramo de la novia y los originales boutonnieres del padrino y el novio; se decoraron también las sillas de la ceremonia y las mesas
del banquete. Preciosos arreglos de Segorflor
que interpretaron perfectamente los deseos de la pareja para este
día.
La ceremonia fue oficiada
por el hermano de Natxo, que recordó más de una divertida anécdota,
y consiguió emocionar a todos los presentes, incluidos los novios.
Todos los invitados participaron de algún modo en la ceremonia.
Incluso el pequeño Álvaro (“el señor de los anillos”),
sobrino de la pareja, también tuvo su momento estelar, que ensayó y
ensayó... para que todo saliera perfecto.
La novia lucía radiante
con un romántico diseño de encaje con original escote de YolanCris,
y zapatos de Carmenchu Shoes,
diseñados para el vestido por la boutique de Lázaro. Detalles a destacar fueron el precioso tocado
que lució Silvia, de la Boutique de la Novia, de Valencia, y el bolso de malla de plata, que era
de la abuela paterna de Natxo.
Posteriormente se sirvió
la cena en nuestro restaurante. Un lugar íntimo y acogedor con ese
toque rústico tan natural y mediterráneo. De nuevo nos sorprende la
cuidada decoración que logra crear ese ambiente único: mantelería
antigua de lino, centros de paniculatta, lavanda y sarmiento,
marcasitios en kraft (como toda la papelería de la boda), minutas personalizadas de estilo rústico...y para
finalizar una elegante tarta de fondant con el color lavanda de nuevo
como protagonista.
Otro detalle con sabor vintage es la original mesa de los mensajes que los novios dispusieron aprovechando uno de los antiguos baúles con ruedas, originarios de Java, que decoran la masía. Una máquina de escribir de época, lápices de colores, estilográficas, un bonito cuaderno... todo lo necesario para encontrar la inspiración, dejar un sabio consejo o formular un deseo para la pareja.
Silvia
y Natxo habían soñado una boda familiar, íntima y
delicada; así que después de la cena disfrutaron junto con sus
invitados de una pequeña fiesta en nuestro salón-cafetería con
copas y mesa dulce incluida.
Ésta es una pequeña
boda que sugiere muchas emociones y sentimientos, con imágenes
llenas de encanto que destilan la ilusión con que Silvia
y Natxo planificaron cada detalle de su enlace. Esperamos
que os guste tanto como a nosotros.